martes, 26 de junio de 2012

La movilidad laboral, al alza entre los españoles


La gran asignatura pendiente de los profesionales españoles, junto al dominio de idiomas extranjeros, es la movilidad laboral. El nivel de vida del que se disfrutaba hasta hace poco tiempo y el arraigo familiar son los dos principales factores a los que se achaca esta escasa predisposición al cambio de residencia. 

Pero la situación económica está consiguiendo cambiar esta característica de la vida laboral de los trabajadores de nuestro país. El alto índice de paro, sobre todo entre los más jóvenes (más del 50%, según las últimas encuestas), y las reducciones de salario están empujando fuera de nuestras fronteras a muchos, aunque no son los únicos motivos. El hallar una buena oportunidad de desarrollo en el campo profesional de nuestra elección también pesa a la hora de tomar esta decisión. 

Está claro que la movilidad es cada vez más un factor que pesa mucho a la hora de encontrar un empleo. Las oportunidades laborales pueden surgir lejos del domicilio habitual y las distancias no siempre son asequibles para realizar el viaje de ida y vuelta cada mañana y cada tarde. Y los trabajadores lo saben. Por eso los últimos estudios realizados al respecto reflejan que alrededor del 60% de los españoles no tendría inconveniente a la hora de aceptar un puesto de trabajo en otra provincia, en principio, o en otro país. En general, se prefiere un Estado de la Unión Europea, seguido de países de habla inglesa, y los llamados emergentes, como India, China, Brasil o Rusia. Por géneros, son los hombres los más proclives a este cambio geográfico, pero el porcentaje de mujeres dispuestas a encontrar su futuro más allá de los Pirineos aumenta cada año. También es una cuestión de edad, cuanto más jóvenes, más fácil es que deseen una salida laboral en el extranjero, a cuanta más edad, más problemas hay a la hora de tener en cuenta esta opción. En este sentido, pesan mucho las cargas familiares que pueda tener el candidato. 

Como consecuencia de la situación que vive España, desde el año 2008 y hasta finales de 2011, el número de españoles mayores de edad residentes en el extranjero ha aumentado un 25%. Y los líderes de la UE animan a seguir por ese camino. Hace pocas semanas, el comisario de Empleo de la Unión instó a los jóvenes a buscar empleo fuera de sus países de origen para dar respuesta a las necesidades de profesionales cualificados, sobre todo, que tienen algunos de los Estados de la UE, como Alemania, cuya canciller ha dicho también que su país recibirá con los brazos abiertos a aquellos que deseen emprender esta aventura.
El número de desempleados de nuestro país se mantiene alto desde hace varios años y el mercado laboral difícilmente podrá absorber en un plazo razonable a todas estas personas. Por eso, la salida a buscar nuevas oportunidades laborales es una opción que tiene cada vez más adeptos entre los profesionales cualificados que desean seguir desarrollándose. La escuela de negocios ESCP Europe recogía recientemente en un estudio una cifra que ilustra esta tendencia: el 44% de los estudiantes de programas de posgrado o alumnos de másters encuentra trabajo fuera de su país de origen. Y si tenemos en cuenta los niveles retributivos, la situación es aún más atractiva cuanto más lejos se vaya uno. Un estudio de Mercer muestra cómo aunque los salarios de Europa y Estados Unidos han sido tradicionalmente los más competitivos,quizá son ahora los asiáticos los más atractivos.

Mujeres en la alta dirección

“Más del 60% de los actuales licenciados son mujeres, tienen excelentes resultados académicos y finalizan los programas oficiales de posgrado en número superior a los hombres. El 45% del mercado laboral español es femenino y en un porcentaje similar el denominado de alta cualificación, ocupado por licenciados e ingenieros. Pero cuando avanzamos en la carrera hacia la alta dirección, los porcentajes bajan estrepitosamente”. Esta frase, extraída de un estudio realizado por PwC y la organización Isotes y publicado en marzo de este año, resume las aún enormes diferencias entre el porcentaje de hombres y mujeres en puestos de alta dirección. Es decir, no falta formación y cualificación, pero en la mayoría de los casos las mujeres se quedan en puestos intermedios sin conseguir alcanzar la cúpula del Consejo de Administración o la presidencia de la empresa. Según este estudio, ocupan el 30% de las direcciones de Marketing, Jurídica o RRHH, pero sólo el 15% de las direcciones Comercial o Financiera. Y únicamente el 10% de los directores generales, presidentes o consejeros delegados son mujeres.

Otro informe, en este caso realizado por Mercer a nivel internacional, destaca que sólo el 21% de las compañías tiene en marcha algún tipo de programa para potenciar el desarrollo del liderazgo femenino, frente a un 47% que afirma no tenerlo y un 6% que asegura estar meditándolo.

Esta escasa presencia de mujeres en los puestos directivos supone un derroche de talento por parte de las empresas que no debiera darse si lo que pretendemos es garantizar que todos los miembros de las organizaciones aporten su potencial de liderazgo a la empresa. Catalyst, una organización sin ánimo de lucro dedicada a promover el liderazgo femenino, realizó una encuesta tomando como referencia a las empresas del Fortune 500. Y según sus resultados, aquellas que tienen a tres o más directivas en su cúpula obtienen mejores rentabilidades: cinco puntos por encima de la media. Algunos expertos aseguran que esto es debido al estilo de liderazgo que implementan las mujeres. Así, otro estudio realizado por Cranfield asegura que saben motivar mejor, ganarse la confianza de la gente y animar a sus subordinados a desarrollar todo su potencial, frente a un estilo masculino que suele ser más autocrático, basado en la recompensa del cumplimiento de objetivos y el castigo de su incumplimiento. También se nombran como capacidades asociadas al liderazgo femenino la capacidad de comunicación, la empatía, la gestión de equipos y el análisis de riesgos. Y nada de esto es superfluo en la situación económica que vivimos.

Muchos son los datos y estudios que avalan una mayor incorporación de las mujeres a los puestos de liderazgo, sin embargo la desigualdad en estos cargos no ha mejorado apenas en los últimos años. En general, se atribuye este techo de cristal a motivos como la dificultad de conciliación, pero también a la falta de apoyos y cultura en este aspecto por parte de las organizaciones empresariales (cuyos altos cargos suelen ser hombres). La Ley de Igualdad que promulgó el Gobierno anterior puso unas bases que, en general, parece que no se están cumpliendo. Así que son las propias empresas y organizaciones, tanto privadas como públicas, las que deben replantearse sus políticas de incorporación de talento femenino.

GA